La pretensión: Internacional

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La pretensión: internacional

Más que algunas banderas de colores.

Alianza de continentes, mentalidades, pueblos, idiomas. Recibir y dar, sorprenderse y agradecer.

No tener miedo de aquello que es diferente.

La riqueza, la historia, las experiencias, las peticiones y gracias de cada país se convierten en el Schoenstatt de “todos nosotros” en medio de la Iglesia universal.

"Centro de Schoenstatt  internacional Belmonte Roma": más que un nombre.

En este nombre se refleja también el espíritu universal del Fundador, que afirmaba en 1948: "La tendencia a lo mundial, el impulso hacia lo internacional, el anhelo del apostolado mundial es sencillamente algo innato a la Familia". Este carácter responde a las necesidades del presente y del futuro, pues vivimos en un mundo que tiende cada vez más a la unidad, si bien corriendo el peligro de convertirla en uniformidad niveladora.

Por «internacionalidad» entendemos la capacidad de aceptar tensiones mundiales como un desafío a la unidad en la diversidad. Toda pluralidad crea tensiones que pueden ser creadoras o destructoras de vida. Serán creadoras en la medida en que los pueblos, estimulándose mutuamente, se complementen en su ser y función propias. Serán negativas cuando traten de anularse, no reconociendo la realidad de ser parte o despreciando y eliminando a las otras.

La internacionalidad reemplaza las competencias estériles y destructoras en la convivencia mundial y las transforma en generadoras de paz y crecimiento humanitario y social.

"... y ame a ese pueblo de todo corazón“

La actitud de profundo respeto a cada pueblo, etnia y cultura es parte del estilo propio del Padre Kentenich. Una de sus recomendaciones:

«Los que trabajen en otros países traten con cuidado el sentimiento nacional de los pueblos que recién está forjándose, porque es fácilmente vulnerable. Adáptense a sus modalidades, costumbres e idioma, y amen al pueblo de todo corazón». (1949)

La internacionalidad es la base para el aporte cultural de Schoenstatt en el tiempo presente. Los pueblos son los sujetos que generan la cultura. Estos se hallan más y más interdependientes por los medios de comunicación, la política internacional y los problemas sociales, económicos y ecológicos del planeta. Pero es necesario crear un tipo de solidaridad interna y nueva que, respetando las múltiples originalidades y pluralidades, estimule la ayuda internacional y genere un cambio de mentalidad y comportamiento. Necesitamos una forma distinta de relacionarnos que no sea puramente contractual y competitiva.

Como movimiento internacional, Schoenstatt brinda su aporte tal como lo expresa la consigna – hecha oración – que regía el comportamiento de los prisioneros schoenstattianos en el campo de concentración de Dachau:

«A pesar de todas las particularidades,
formemos una sólida unidad;
como reino ideal nos consagremos al Padre
y, aunque el odio enferme a la masa de los pueblos,
rompamos todas las barreras nacionales». (Hacia el Padre, 550)

 « ... Nos apremia también comprender mejor, como un don y una tarea, la internacionalidad de nuestro Movimiento y hacerla fecunda». (Esto se formuló como deseo ya en 1985, durante la celebración del centenario del nacimiento del Padre Kentenich,  Schoenstatt-Internacional, 17)

El nombre “Centro internacional de Schoenstatt” es regalo y tarea.

 

Fuentes: P. Esteban Uriburu, “Huellas de un Padre”, y  P. Guillermo Carmona, “Schoenstatt, ¿qué es?”